25 abril 2010

"Garzones"

Tenemos “el patio revuelto” con el asunto Garzón, pero yo he titulado este artículo “Garzones”, en plural, porque no me refiero al juez concreto, si no a lo que representa su acción dentro de un estado de Derecho y democrático, que es lo más importante y, lo que creo, que se está olvidando en el debate; como es también un reconocimiento a todos aquellos “garzones” que, en su día, perdieron la vida por su defensa.

Conviene que antes de avanzar en las opiniones tengamos en cuenta un par de aspectos, quizás insignificantes para algunos voceros:

1.- España ha suscrito todos los acuerdos de la ONU referentes a los Derechos Humanos, genocidios, etc., parece evidente que debemos cumplirlos, y no solo por obligación legal.

2.- Lo mismo ha hecho con respecto al Tribunal Internacional de la Haya y la Corte Penal Internacional.

Estos acuerdos establecen que los delitos de genocidio y contra los derechos humanos no prescriben nunca.

Pues bien, entiendo que todos los que se consideran demócratas deberían tener claro que el régimen de Franco fue producto de un golpe militar antidemocrático y anticonstitucional, que después devino en un régimen de terror que no tuvo empacho en perseguir y asesinar a miles de españoles y españolas, sin otro motivo que el de la opinión divergente y que solían, además, reivindicar un sistema democrático, como el que “casualmente” tenemos. Es decir, parece claro que el régimen franquista practicó genocidio y persiguió, encarceló y asesinó por razones meramente de opinión ( hay miles de documentos y testimonios al respecto); algo así, como lo que hicieron dictadores como Pinochet, Videla, Stalin, etc.

Ahora resulta que un juez español persigue a Pinochet y Videla y él, a su vez, es perseguido por tratar de enjuiciar al régimen franquista, igualmente dictatorial, y reparar, en la medida de lo posible, sus acciones; interpretando y tratando de cumplir, por otro lado, los acuerdos internacionales. Es, además, acusado, por organizaciones manifiestamente antidemocráticas, que no sabemos por qué son legales, en otros países democráticos parece que no lo serían.

El mundo al revés, lo que debería ser motivo de orgullo para todos los demócratas, es motivo de debate y recusación del juez, atrincheramiento en pasados bochornosos y en falta de valor para salir a la palestra y decir bien alto: la democracia no se negocia y afirmar clara y rotundamente que el régimen de Franco fue una dictadura, algo que no oímos de muchos de nuestros políticos, hacerlo no creo que anule o manipule la independencia judicial, es que esta independencia, entre otras cosas, es la que está en peligro.

Y hablando de pasados; claro está que una guerra es una barbaridad, y como tal se cometen muchas barbaridades, y está claro también que esto ocurrió en el bando republicano de nuestra Guerra Civil, lo cual fue muy grave, pero de ahí a justificar el régimen de Franco y sus acciones genocidas, olvidarse de lo que pasó y no dejar que las familias perseguidas y asesinadas entierren a sus muertos hay una distancia más que infinita, por no hablar de una falta palpable y vergonzosa de humanidad. Digo yo que deberíamos ser más sensatos, menos forofos y tener más claro qué es la democracia y, sobre todo, cuánto vale.

Teodoro Cañada. Coordinador local de IU.